Jesus Augusto Sarcos Romero: ¡Emociónate! Youtuber: ¿un hobby o la profesión del milenio?
YouTube, la plataforma de video más famosa del mundo, no es sólo para ver los videos musicales, las series de TV, las transmisiones en vivo, las películas o videos graciosos de animales. Esta plataforma de Google, indica Jesus Augusto Sarcos Romero, se ha convertido en una gran herramienta para convertirte en una celebrity o, mejor dicho, en un youtuber… ¿Es esto un hobby, una moda pasajera o una nueva profesión del milenio? Depende de tu enfoque, pero recuerda: ser youtuber es una actividad que cada día se consolida más y más.
¿Cómo convertirte en un youtuber?
La premisa de oro de las redes sociales sigue invariable: el contenido es el rey. Dominar los temas, hablar con propiedad y ser auténtico y coherente con los contenidos es la manera para ganar notoriedad, credibilidad, reproducciones y seguidores.
Por otro lado, explica Jesus Augusto Sarcos Romero, es necesario que domines nociones de grabación y edición de videos, así como de dirección de arte. La calidad visual es tan importante como el contenido en tiempos de HD. Recuerda que cuando de videos se trata, una imagen vale más que mil palabras.
¿Por qué YouTube y no otra plataforma de videos?
- Es la red de videos más grande del mercado digital y la segunda página más visitada del mundo después de Google.
- El programa YouTube Partner, explica Jesus Augusto Sarcos Romero, permite a los autores de los videos cobrar un porcentaje por los anuncios que se muestran en sus videos. De manera que es un modelo negocio sencillo y basado en la publicidad: los anunciantes pagan por aparecer antes, durante o después de la reproducción del video.
- La forma de comunicación con la audiencia es directa y personal. La popularidad se alcanza con la cantidad de reproducciones y no por el número de suscriptores o Likes.
- Además, las marcas ven en los youtubers un apoyo relevante hablar de sus productos y así lograr venderlos. Se trata de una difusión tan o más efectiva que una campaña de publicidad.
Por Jesus Augusto Sarcos Romero
